Seguidores

martes, 21 de junio de 2011

No me encuentra el día si no encuentro su boca.

Ya suelo despertar por la mañana pensando en ti. Acostumbro a verte y dibujar en mi cara una estúpida sonrisa, vuelvo a hablarte y sueno siempre a idiota. Ya he adoptado el hábito de tatuarme tu nombre sobre la piel si tengo un bolígrafo en la mano. Ahora ya no me sorprendo si llega la noche y tu recuerdo no me deja dormir. Comienza a ser corriente que analice todos y cada uno de tus movimientos, todos tus gestos, que inspeccione cada facción. Ya no es extraño que me encuentre a mí misma imaginándonos en diosabedónde y cuándo, diosabeporqué, haciendo diosabequécosa que siempre me hace feliz. Creo que debería empezar a llamar a esta rutina “amor”


sábado, 11 de junio de 2011

La mayor declaración de amor es la que no se hace; quien siente mucho, habla poco.

¿Cuántas cosas  no te habré dicho por miedo? ¿Cuánto has callado todo este tiempo? Poco importa ya, unos segundos son suficientes para hablar sin palabras. Un "te quiero", un "siempre me has gustado", un "hasta luego", un "nos veremos pronto", "te voy a extrañar", "cuídate". Un "eres lo más importante", un "tengo miedo de lo que vendrá", "me ha encantado conocerte", "ha sido fantástico" y "muchas gracias por todo". "Eres especial, perfecta" y un "por favor no me olvides". Todo eso resumido en un beso. "Quédate conmigo, por favor, no te vayas, no quiero echarte de menos, no quiero tenerte lejos". "Jamás había conocido a alguien como tú". "Nunca nadie me ha hecho tan feliz".