Seguidores

martes, 22 de marzo de 2011

Dejando uno atrás, espero más adelante.

No soy alta, ni muy delgada. No tengo un tipo espectacular, de ésos que los hombres no pueden evitar mirar. No domino el francés, ni siquiera el inglés, y en mi propia lengua hablo de por demás. No soy ordenada, ni me gustan los juegos de mesa. No soy la típica chica inteligente, ni la guapa, ni aquella que es simpática en demasía. Soy, simplemente, un espíritu inquieto, de ésos a los que les cuesta estar parados, que no son capaces de dejar de saltar, y correr, y brincar por donde quiera que van. Canto canciones todo el rato, cualquier momento es bueno para desprender alegría y contagiar un poco al mundo de algo que no sea la tóxica rutina de esas caras largas y monótonas, ya demasiado habituales. Soy torpe, despreocupada e histérica. Tengo muy poca paciencia, y a menudo digo cosas de las que debería arrepentirme. Sinceramente, creo que mis peores pesadillas han sido las que he tenido despierta, todas las cosas que en poco tiempo he podido ver, pero los mejores sueños también han sido aquellos en los cuales ni tan siquiera estaba dormida. Confieso que, en realidad, tengo una adicción un tanto descontrolada hacia todo lo prohibido, y me tienta demasiado lo inmoral. No soy capaz de entender por qué motivo me cuesta tanto olvidarte, ni porqué a ti te ha costado tan poco. 


Pero, creo que al fin me voy haciendo a la idea de perderte. Bueno, no, a decir verdad, ya me he figurado que hace tiempo que te perdí.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Qué fácil parece a veces enamorarse.


Creo que vuelve a las andadas. Ya se acerca con esa sonrisa, y esa mirada. Ya se vuelve a perder entre sus palabras. 




miércoles, 9 de marzo de 2011

Creo que, al final, tú eres la mayor de mis fobias.

¿Quieres que te sea realmente sincera? Tengo miedo de despertar y que nadie me diga que me quiere. Me asusta la idea de no poder mirarte a los ojos nunca más, ni besar tu sonrisa por las mañanas, ni por las tardes, ni por las noches, de no oír tu voz susurrando en mi oído. Me causa temor solamente pensar que tal vez nunca más me rodeen tus brazos, y que quizás no vuelva a escucharte reír. Me estremece imaginarte con otra, otras, que alguien ocupe mi lugar, que te hagas adicto a otras personas. A decir verdad, realmente me acojona el hecho de que te vayas, de que me dejes sola, otra vez. Me aterra saber que, con el tiempo, no recordaré el tono de tu rostro, ni el color de tus ojos. Que no seré capaz de acordarme del sabor de tus besos, ni del sonido de tu voz, ni del tacto cálido de tus manos. Me horripila la sensación de que esa canción perderá todo el sentido, y que borres mi número de la memoria de tu teléfono. Me horroriza tener que abrir nuevos caminos, buscar nuevas metas, nuevas personas, aunque no tan nuevos sentimientos. Y, en realidad, tengo miedo de empezar de cero.

martes, 1 de marzo de 2011

Tú, que eres mi cómplice, mi amigo y MI ADICCIÓN.

No sé si es más instinto que necesidad. Avanza, no tengo prisa, tampoco quiero llegar tarde. No me consientas, no dejes que me malacostumbre. No toleres la sonrisa ya habitual de "me encanta que estés aquí", ni las miradas que dicen más que las propias palabras. No permitas que te revuelva el pelo, ni que juegue con tus manos, tampoco que sueñe con tus besos. No dejes que te abrace demasiado fuerte, no consientas que te susurre al oído, ni me hagas sentir importante. Evita que todo esto se convierta en algo demasiado imprescindible, por favor.