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sábado, 29 de enero de 2011

Lo más lejos a tu lado.

Siempre, a todas horas, en todos los lugares, en todo momento. Sería muy sencillo si pudiera creer que no te quiero, que ya he dejado de hacerlo. Sería fácil si no siguiera esperando que volvieras, que aparezcas de una u otra manera, mas fácil si hubieras desaparecido de una vez por todas. ¿Sabes qué más? Que no habría complicaciones si nunca hubieses conseguido ilusionarme. No las habría si no siguieses haciéndolo, aunque en realidad no digas nada, aunque no hagas nada, aunque ni siquiera seas consciente, aunque lo hagas sin querer, casi sin darte ni cuenta. Pero lo hiciste. Lo haces. Lo harás. Y, aunque sea más complicado, escoge quedarte conmigo. Verás, yo no quiero facilidades, las cosas que cuestan son las que realmente merecen la pena. No quiero que te vayas y desaparezca todo, todo el amor, todos los planes, todas las ilusiones. Que te marches y, en realidad, parte de mí se marche contigo. Que te esfumes y se esfumen las primaveras, las noches en vela.
No quiero que sea más sencillo, solo quiero que sea mejor.

martes, 25 de enero de 2011

Me, myself and I.

Tengo el pelo castaño y los ojos marrones, salta a la vista. Tengo la manía de dejar las cosas tiradas por ahí, soy un auténtico caos, tanto dentro como fuera de mi cabeza y mi corazón todo anda completamente desparramado, desperdigado, falto de orden. A veces se me va la pinza de una manera muy poco convencional, grito, salto... digamos que, cuando se trata de estar alegre y activa, puedo ser la más viva de todas, que pocos me ganan a despierta. También suelo hacer las cosas en el último momento, siempre invierto el dicho: "primero el placer y luego el deber", porque lo primero es la diversión, al fin y al cabo, solo viviré una vez. Tengo el vicio de escribir su nombre en el cristal de la ducha cuando el vapor se condensa sobre él y dibujar un corazón al rededor, parezco gilipollas... como si eso fuera a hacer que volviese. Siempre quise un amor como los de película pero, pensándolo mejor... ¿Para qué? ¡Solamente duran dos horas! Cuando se trata de querer, acostumbro a derrochar amor por todos mis poros durante todos los segundos del día. No intento que todos me cojan cariño, pero hago que me quiera la gente que quiero, y con eso me sobra. No pretendo tener mucho más de lo que realmente necesito, no me interesa la última colección de moda, ni un montón de cosas inservibles que no sabria ni donde colocar. Tengo suficiente con lo básico y esencial, con lo que ya tengo: salud, familia, amigos y amor. No necesito más para ser feliz.


Carpe Diem.

sábado, 22 de enero de 2011

music on - world off

Tira la colilla al suelo y toma mi mano. Después, pinta el más hermoso de los paisajes que jamás hayan llegado a existir y me traslada a otro lugar, a otro momento, escapamos un rato de todo y todos, hace que me pierda, que nos perdamos ahí dentro. Vuela alto, emborrachado de amor. De mi amor. Vamos, que hay tiempo para todo menos para perder el tiempo. Entonces viene, enciende la música, y hace que el resto del mundo se apague.

martes, 18 de enero de 2011

Razones para creer.

Por cada tanque que se fabrica en el mundo… se fabrican 131 mil peluches.
Por cada Bolsa de Valores que se desploma… hay 10 versiones de “What a wonderful world”.
Por cada persona corrupta… hay 8 mil donando sangre.
Por cada muro que existe… se ponen 200 mil tapetes de “Bienvenido”.
Mientras un científico diseña un arma nueva… hay un millón de mamás haciendo pasteles de chocolate.
En el mundo se imprime más dinero del Monopoly que dólares.
Hay más videos divertidos en internet… que noticias malas en todo el mundo.
Amor tiene más resultados que miedo.
Por cada persona que dice que todo va a estar peor… hay 100 parejas buscando un hijo.
Por cada arma que se vende en el mundo… 20 mil personas comparten una Coca-Cola.
Hay razones para creer en un mundo mejor. 


You don't get another chance, life is no Nintendo game.

No puedo decirte qué es realmente, solo puedo decirte qué se siente, y ahora mismo hay un cuchillo de acero en mi tráquea. No puedo respirar, pero sigo luchando mientras puedo, mientras que lo malo sienta bien. Es como si estuviera volando drogado de amor, borracho de odio. Es como si estuviera inhalando pintura y me gusta más cuanto más sufro, me sofoco. Y, cuando estoy a punto de ahogarme, me resucita.

domingo, 16 de enero de 2011

Cada día que pasa es uno más parecido a ayer.

Si es cuestión de confesar: no sé preparar café y no entiendo de fútbol. Creo que alguna vez fui infiel, juego mal hasta el parqués y jamás uso reloj. Y, para ser más franca, nadie piensa en ti como lo hago yo, aunque te dé lo mismo. 




Siempre supe que es mejor, cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo. Ya sabrás la situación, aquí todo está peor, pero al menos aún respiro. No tienes que decirlo, no vas a volver. Te conozco bien. Ya buscaré que hacer conmigo.

jueves, 13 de enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

Yo la quiero por muchas más razones que vosotros.

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por éso de que sus caderas... ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además la he visto seria ser ella misma y en serio que eso no se puede escribir en un poema. Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse. Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...Todo éso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre. Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte: “venga, hazte un peta y me lo cuentas”. No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo soy el primero que entiende el que pierdas la cabeza por sus piernas y el sentido por sus palabras y los huevos por un mínimo roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte, son algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que yo también la veo. Que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas y la forma de rozar las cuerdas de una guitarra. Que yo también he memorizado su número de teléfono. Pero también el número de sus escalones y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías. Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna, y mira que hay tontos enamorados en este mundo. Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella, rendida a ese puto milagro que supone que exista. Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo. Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo", y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre. Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. Sobre la misma. Que razones tenemos todos. Pero yo muchas más que vosotros.



jueves, 6 de enero de 2011

La promesa de recordarlo.

 ¿La cumples? Yo te aseguro que lo hago. Todos los días de mi vida. Supongo que estas cosas se olvidan del todo.

 ¿Sabes? A veces miro atrás en el tiempo y revuelvo entre los recuerdos. Te sorprenderías si supieras cuantísimas veces, en esos momentos, así porque sí, aparece tu imagen en mi mente. Miro atrás y suelo ver tu mano agarrando la mía. Suelo imaginar tu sonrisa y escuchar a lo lejos como ríes. Tengo la costumbre de inventar mil momentos, mil situaciones, que tú y yo podríamos vivir algún día, aún sabiendo que si alguna vez experimentas todo eso, no será a mi lado. Tiendo a reproducir en mi mente alguna que otra conversación, que juro jamás olvidaré. A menudo recuerdo la manera en que decías que nunca me olvidarías. Y cómo yo, triste, te respondía que sí lo harías. Que ambos lo haríamos, nos olvidaríamos. Uno antes que el otro, claro está. Y el momento en que tú me cogías una mano, mientras con la otra me acariciabas la cara, me mirabas a los ojos y asegurabas que siempre me tendrías presente. ¿Qué hay de éso ahora? 

Y no imaginas hasta que punto me duele, no sabes cuánto me daña. No, claro que no, no lo sabes. Y probablemente nunca lo sabrás. Porque me conoces lo suficiente para saber que jamás me atrevería a decírtelo. Y porque te conozco lo suficiente para saber que, en realidad, todo ésto no te importa en absoluto.

martes, 4 de enero de 2011

Ganas de tener ganas.

De sonreír en la noche recordando cualquier gilipollez. Ganas de soñar, de tener motivos, de hacer locuras. Unas ganas incontenibles de planes de futuro, de besos con sentido, de miradas profundas. De vuelcos en el corazón y de ilusiones tal vez infundadas. Ganas de querer.