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jueves, 21 de octubre de 2010

Hay cosas que no se borran nunca. Y regresan otra vez. Como la marea.

¿Quién no se ha tumbado alguna vez en la cama, solamente para pensar? Así, sin más. Sin necesitar ningún motivo en especial, simplemente porque te apetece. Sin música, sin ruidos. Absolutamente en silencio, que solo se escuche el eco de tus pensamientos, que rebotan dentro de tu cabeza, de un lado a otro, tocando quizás esa fibra sensible. Mirando fijamente al techo. Casi se podría decir que sueñas despierta, recuerdas, vives los recuerdos, te transportas a ellos, los sientes. Y vives cada imagen que pasa por tu mente, la vives como si fuera real, casi como si pudieras tocarla. Y quien no lo quiere… yo sí quiero esas imágenes. Sí quiero meterme en ellas. Sí quiero tocarlas. Sí las extraño.



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